sábado, 11 de enero de 2014

"A no ser que el sol dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas" No lo haré.

Algunos lo tienen y otros no.

A veces luchamos por causas perdidas, nos encerramos en nosotros mismos animando a nuestro ser a seguir hacia delante. “Tú sirves para esto”, “no decaigas”, “dale tiempo, ya llegará”.

Otras veces te despiertas un día sabiendo que no sirves para eso, que nunca has servido y que has alimentado día tras día una ilusión muerta y sin futuro.

Empiezas a pensar que quizás, tal vez quizás, te hayas equivocado de camino, puede que simplemente no le hayas dado un enfoque correcto. Pero al pasar medio día lees algo de alguien que te hace vibrar y piensas otra vez que quizás ese no sea tu camino.

Entonces se acaban esos días en los que esa pequeña parte de ti que te apoyaba y animaba se apaga, igual que se apagó esa vela en tu interior que quemaba y que aliviabas haciendo lo que más te gustaba.

Pasan los días, semanas y meses. No hay luz, ni vela, ni fuego en tu interior y te das cuenta que la pregunta “¿y tú qué quieres ser de mayor?” Se te quedó pequeña, porque ya eres mayor y no eres nada.


Decidme fuerzas poderosas que rigen el mundo ¿Qué tenéis planeado para mí?


Algunos lo tienen, tienen ese don… Otros hemos creído tenerlo.




Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
ó clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
ó a tu novia ó a tu novio
ó a tus padres ó a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
ó hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

Charles Bukowski.