lunes, 20 de agosto de 2012

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Eres lo que escribes. Nunca llegaras a nada. Ni tú,ni tus relatos, ni tus reflexiones.”

Dime que me lees, mándame un mensaje diciendo que me lees y aprecias, dejemos de alimentar el rencor y las mentiras, yo dejare de ser lo que soy, solo por unos minutos. Necesito que alguien como yo me diga que lo que hago es bueno, solo por esta vez necesito tu ayuda.
Sé mi faro en este mar de angustia e incomprensión. Sé mi faro por última vez en mi vida. Por favor, salvame del olvido.

1 comentario:

  1. ¿En qué memoria quieres persistir? Esas memorias también morirán...

    Escribir es la afición de los apasionados de la vida y de los que la odian, de los temerosos y de los valientes, de los que transmiten buenas vibraciones y de los que te las chupan como un terrible dementor hasta dejarte tan en la miseria como ellos se sintieron en el momento en que se sentaron a vomitar sus males. En ocasiones, una y otra faceta del escritor (la que irradia el mayor de los contentos e ilumina y la que te ensombrece el mísmisimo corazón) se encuentran en una misma persona. Y es que somos un torrente de emociones. Y a los torrentes hay que dejarlos fluir. No te crees un dique. No creo que quieras ser morada de castores... O peor aún, una construcción de otros humanos para sacar el máximo provecho de ese río que por ti pasa.

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