Cuando
somos pequeñas las chicas queremos ser como mamá o como la abuela,
imitamos sus hábitos jugando con cocinitas y muñecas.
Mi
abuela, la persona mas simple que jamas conocí, me llevaba a recoger
manzanilla. Después llegábamos a casa y hervía un poco de agua con
lo que habíamos recolectado, era genial esa sensación.
Mi
madre es adicta al café, el médico le dijo que tenia que moderar su
consumición – Nada en exceso hace bien.- le dijo.
Yo
he imitado a estas dos grandes mujeres, de la primera copie su amor
por las infusiones y los tés y de la segundo su adicción a bebidas
estimulantes. Ahora es mi madre la que me dice -Nada en exceso es
bueno y esa es tu tercera taza de té.
Creo
que el té es más que agua caliente con hierbecitas, es una
sensación, un olor que te recuerda un momento de tu vida, es el
sofá, la manta y la taza caliente, es invierno, es hielo y azúcar
moreno en verano, es un sabor a canela, es un filtro con forma de
tetera, es mi taza favorita, es un instante de múltiples
sensaciones. Esto es para mi el té.
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