jueves, 2 de mayo de 2013

Últimas palabras.


Mi última voluntad

Son las cuatro de la mañana, los vómitos volvieron a despertarme.
Hace dos semanas que vomito sangre, siento que la vida se me escapa y no puedo sujetarla. Me estoy muriendo y no creo que me queden más de dos meses de vida.
La doctora Palma se empeñó en que siguiera el tratamiento de quimioterapia, supongo que mi fama la empujó a mantenerme con vida unos pocos meses más.

Observo como arde en la chimenea mi bloc. La mejor historia que escribí se quema mientras yo la contemplo, una historia que sorprendería y cautivaría al mundo, y me haría rica. Bueno, a mi no, a él... Ese maldito bastardo.
Nunca valoró mi don, nunca. No se digno a leer un solo relato o un poema. No apreció mi arte. Odiaba verme escribir, odiaba ver como disfrutaba escribiendo. Nunca leyó mi columna en el periódico. No soportaba mis reuniones del club del libro; “Son una pérdida de tiempo, son una mierda, no entiendo su utilidad” me decía constantemente.
Hice de mi hobbie algo con lo que poder vivir, supongo que él envidiaba eso.

Nació en una familia conservadora y controladora. Desde que su madre lo llevaba en sus entrañas ya sabían cual sería su vocación y su empleo.
Nunca defraudó a sus padres, en cambio a mí... A mi me hizo odiarlo.

Ya me lo decía mi madre “Cariño, es muy poca cosa para ti, tú necesitas un alma creativa. Necesitas a alguien como tú”
Era sensato, eso me enamoró de él, su templanza y su control. Pero pecaba de codicioso.

10 años después observo como arde una historia que podría haberle hecho rico. Pero no pienso dejar que ese cabrón se beneficie de algo que repudió durante años, no dejaré que se aproveche de mi don. Ese don que tanto odiaba. En lo único que pienso es en venganza, he perdido tanto tiempo con él.
Una vez leí que la venganza ciega a las personas y que las hace odiar sin contemplación...
He perdido tanto tiempo a su lado. Me muero sola. Mi madre me invitó a pasar un tiempo en su casa, hasta que todo acabará, rechacé la oferta porque no creo que ninguna madre merezca ver a su hija morir día tras día, sufriendo cada vez más.
Mi casa es cómoda y él siempre fue buen cocinero, sabe como cuidarme, sabe cuidar moribundas. Además, prefiero que él me vea morir, después de todo su desprecio empezó a matarme antes que el cáncer.

Nunca me sentí tan débil, llevo días viviendo en una nube. Mi cuerpo quiere dormirse para siempre pero mi mente se resiste y él no para de llorar. ¿Por qué llora? Supongo que se dio cuenta de que me quedaba poco. Me sigue repugnando, no me da pena, me gusta escucharlo llorar.

Me desperté y sentí como poco a poco mi respiración se hacía más débil. Me iba, estaba apunto de marcharme para siempre pero antes de hacerlo tenía que liberar mi agonía.
Escribí algo grande hace un año -dije con un hilo de voz.
Has escrito muchas historia... Una más para la colección – me contesto con ese todo petulante.
No. Esta será diferente, cautivará al mundo y lo dejará perplejo, esta en el bloc azul. Te hará rico. - le dije mientras observaba como su expresión cambiaba.
Cerré los ojos y deje que mi cuerpo flotará mientras escuchaba su pregunta una y otra vez: ¿Dónde esta el bloc? ¿DÓNDE ESTA EL BLOC? La felicidad inundó mi cuerpo al saber que su codicia lo volvería loco y deje mi alma flotar hasta que su voz desapareció y ya solo había paz y calma.




Las palabras perdidas.



Mientras tomaba el último aliento me dijo con voz calmada que había escrito algo grande, una historia que cautivaría al mundo y lo dejaría perplejo.

- Te hará rico -me dijo con una media sonrisa.

Murió antes de decirme dónde había escondido el bloc.


Me dejó con la incertidumbre. Nunca valoré su don, nunca leí ni uno de sus relatos, no le dediqué tiempo a escuchar lo que pensaba, la obligué a no hablar de literatura conmigo: “Sabes como me aburren los libros”- le decía constantemente.
Odiaba como perdía el tiempo escribiendo historias de amor. No me gustaba su columna semanal en el periódico con más prestigio de la ciudad. No me gustaba su blog de poemas, ni esas malditas reuniones del club del libro.

Me llegó a odiar y lo único que la unía a mi era su enfermedad. Sé que por eso se mantuvo a mi lado hasta el final, necesitaba a alguien que la cuidara y le diera un sitio cómodo donde morir. Me detestaba, su madre tenía razón; nunca fui lo suficientemente bueno para ella.


Llevo 7 años buscando esa maldita historia que cambiará el mundo y que me haría rico... No existe ninguna historia. Me he vuelto loco y escribo esto mirando el revolver que hay encima del escritorio, preparado para acabar con mi sufrimiento.
Hoy me di cuenta que eso es lo que ella quería. Esta es su venganza, no existe ninguna historia que vaya a sorprender al mundo entero, no existe ningún bloc.

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