sábado, 9 de marzo de 2013

Paradise.


Cuando somos pequeños y muere algún ser querido, los padres intentan consolarnos explicándonos que ese ser querido se ha ido al cielo. Nos describen el cielo como algo bonito, hermoso, lleno de paz y tranquilidad, y donde la persona que se ha ido se encontrará con otras personas que están también allí.

Cuando mi abuela murió yo solo tenia 8 años y recuerdo esa conversación con mi madre. También recuerdo como la hacia llorar cuando día tras día preguntaba por ella. Y mi madre, llena de paciencia y amor me volvía a explicar que ya no estaba, que no la podría volver a ver pero que ella me veía desde el cielo.
Tarde un año en comprender que nunca volvería.
Durante los siguientes años me prometí a mi misma no olvidar su cara, sus expresiones y durante muchas noche me dormía recordando su cara.

Me costó superar su marcha pero me está costando mucho más superar que mi cerebro a dejado de recordarla, a borrado su imagen de mi cabeza y ha olvidado su voz.


Creo que lo único más doloroso que la muerte de alguien al que quieres es el día en el que dejas de recordar su voz, su cara y sus expresiones.




No hay comentarios:

Publicar un comentario